Tema: El Viviente Que Me Ve
Texto: Génesis 16:1-14
INTRODUCCIÓN:
¿Cuántas veces ignoramos que Dios
siempre esta viendo u observando cada cosa que nosotros decimos, hacemos –o-
pensamos? ¿Estamos conscientes que Su presencia siempre esta sobre nosotros a
cada momento y a cada instante?
Lo que
veremos a continuación, trata con la innegable verdad o realidad de la Omnipresencia de
Dios. Comprendamos en nuestros corazones que Dios siempre esta velando sobre
buenos y malos.
Esto
nos ayudara a no pecar –o- proferir palabra delante de Dios, ni tampoco
preocuparnos por las injusticias que sufrimos por causa de Jesús. Él es el
Viviente que me ve. Todo lo ve, Todo lo sabe.
“Sarai
mujer de Abram no le daba hijos; y ella tenia una sierva egipcia, que se
llamaba Agar.” (Génesis 16:1)
Cuando Abram salio de la tierra de su
parentela, el tenia 75 años y Sarai su mujer tenía 65. Para tiempo de nuestro
relato, Sarai tenía ya 75 años de edad. Abram tenia ya 85 años (Génesis 12:4,
17:17; 16:3). Sarai veía como los años se le venían encima amenazándola.
Las circunstancias tienen un poder engañador de
hacernos perder nuestro enfoque en Dios. Sarai se veía amenazada por su vejez.
El Apóstol Pablo nos dice en su carta a los Corintios que por fe andamos, no
por vista (2 Co 5:7).
“Dijo
entonces Sara a Abram: Ya ves que Jehová me ha hecho estéril; te ruego, pues,
que te llegues a mi sierva; quizá tendré hijos de ella. Y atendió Abram al
ruego de Sarai.” (Génesis 16:2)
Desde el
huerto del Edén, la mujer ha sido engañada por las circunstancias. Eva fue
engañada a tomar del árbol prohibido, pues era bueno para comer y agradable a
los “ojos.” (Génesis 3:6) Eva se dejó llevar por lo que se veía,
lo mismo esta ocurriendo aquí con Sarai, se esta dejando llevar por lo que ella
podía ver. Ella podía ver que estaba envejeciendo y que no había
podido dar hijos a Abram. Así que ella hizo lo que a ella le parecía más bien
de acuerdo a su razonamiento carnal-terrenal. Ella razonó que lo más lógico
seria tener hijos de su sierva Egipcia. ¿Cuántas veces nosotros, como seres
humanos, hacemos lo que creemos que es más lógico
delante de nuestros propios ojos? ¿Cuántas veces erramos el blanco –o- la
voluntad perfecta de Dios por hacer caso de nuestro propio razonamiento? La
palabra de Dios nos dice en el libro de Proverbios, “Fiate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia
prudencia.” (Proverbios 3:5)
Así que,
Sarai, le pidió a Abram que tomara por mujer a su sierva egipcia y le diera
hijos. Aun cuando en esos tiempos había ciertas practicas entre las gentes de
esa generación. Textos legales de Mesopotamia indican que una mujer que no
podía tener hijos podía buscar una madre substituta; sus hijos serian legítimos
y herederos legales. Para simbolizar la relación entre la mujer y la
substituta, esta daba a luz sentada sobre las rodillas de la esposa, que a su
vez estaba sentada en el banquillo de dar a luz (Génesis 30:3).
No obstante,
¿cuantas veces nos perdemos lo mejor que Dios tiene para darnos por tomar travesías
fáciles y simples? Nos perdemos de tantas bendiciones porque la impaciencia y
la incertidumbre toman lo mejor de nosotros.
De la misma
manera que Adán escuchó a Eva en el huerto del Edén, así también hizo Abram con
Sarai su mujer. Sin antes consultar a Dios, Abram hizo lo que su mujer le
pidió.
Como maridos,
y como lideres del hogar, es nuestra responsabilidad visionar el futuro de
nuestras familias. Es responsabilidad nuestra ver en que dirección queremos
llevar a nuestra familia. Para que todo esto sea un éxito, nuestra intimidad
con Dios necesita ser prioridad en nuestras vidas. Cuando el hombre del hogar
goza de una buena comunicación con Dios, el puede descansar seguro de que su
rumbo es fijo y su futuro tiene sentido. El toma en cuenta a Dios para cada
decisión critica que el tenga que hacer. Nunca tomará una decisión que
involucra a toda la familia sin antes consultar con Dios primero.
“Y Sarai
mujer de Abram tomó a Agar su sierva egipcia, al cabo de diez años que había
habitado Abram en la tierra de Canaán, y la dio por mujer a Abram su marido. Y
él se llegó a Agar, la cual concibió; y cuando vio que había concebido, miraba
con desprecio a su señora.” (Génesis 16:3-4)
Aquí
comienzan los problemas para Abram y Sarai. Agar concibió de Abram, algo que
tanto anhelaba Sarai, mas sin resultado hasta el momento. El hecho de que Agar
pudo concebir de Abram hizo que ella se envaneciera. Agar se empezó a sentir mejor que Sarai. Se
sintió más privilegiada y especial que Sarai su señora.
¿Cuántas
veces nos concede Dios a nosotros Sus hijos dones especiales –o- talentos y eso
nos es causa de envanecimiento y orgullo? Empezamos a sentirnos mejor que los
demás porque Dios nos ha favorecido en un área de nuestra vida.
* Si
tenemos un trabajo con buen salario que nos permite tener un buen estatus
social, nos sentimos mas que los demás.
* Si tenemos un
carro ultimo modelo y los que nos rodean no lo tienen, pensamos que somos mejor
que ellos.
* Si tuvimos
buena educación y salimos adelante en esta vida con una buena profesión, nuestros parientes no realizaron esta faena, pensamos que somos mas dotados y mucho mejor que ellos.
* Si nuestro
ministerio en la iglesia excede al de otros hermanos los miramos con desdén y
arrogancia.
Lo mismo le ocurrió a Agar. Lograr lo que su señora
no había podido la lleno de arrogancia y envanecimiento.
La palabra también dice que nosotros cosechamos lo
que nosotros sembramos (Gálatas 6:7). Sarai estaba cosechando lo que ella misma
había sembrado en su matrimonio. Cada ves que nosotros optamos por hacer lo
lógico delante de nuestros ojos, en lugar de esperar en Dios, vamos a fracasar.
Los problemas se nos van a venir encima. ¿Por qué? Porque lo estamos haciendo a
nuestra manera y no según la voluntad de Dios. Y todo lo que no procede de Dios
no es bendecido por Él. Esto lo podemos aplicar a:
* El
Trabajo
* Financias
* Relaciones
* Posiciones
en la Iglesia ,
la empresa –o- cualquier otro lugar.
Si cualquier cosa de estas no proviene de parte de Dios,
va a fracasar y se va a desmoronar.
“Entonces Sarai dijo a Abram: Mi afrenta sea
sobre ti; yo te di mi sierva por mujer, y viéndose encinta, me mira con
desprecio; juzgue Jehová entre tú y yo.” (Génesis 16:5)
Sarai, viéndose amenazada, ahora por su misma
sierva, se ve en problemas. Quizá sintió inseguridad en su corazón, o temor, o
rechazo por el hecho que Agar le había dado un hijo a Abram. Sintiéndose Sarai
de tal manera, ahora ella culpa a su marido de lo ocurrido. ¿Cuántas veces
hemos cometido errores graves que nos han acarreado consecuencias en nuestras
vidas? ¿Cuántas veces hemos culpado a nuestros cónyuges por decisiones malas
que nosotros hemos tomado?
Cada ves que nosotros cometemos errores, buscamos a
otros a quien culpar. Siempre la culpa es de alguien, mas nunca nuestra. Adán le dijo a Dios que él había pecado por
causa de la mujer que Dios le había dado. Eva le dijo a Dios que ella había tomado
del fruto prohibido porque la serpiente le dijo. La serpiente no encontró a
quien culpar.
En Romanos 8:28, dice que a los que aman a Dios,
todas las cosas les ayudan a bien. No debemos descarta el hecho que detrás del
escenario, Dios ya estaba trabajando en este problema. La palabra dice que lo
que para el hombre es imposible, para Dios todas las cosas le son posible (Mt
19:26). Sarai en el idioma Hebreo significa Dominante
(Strong’s #8297 Sâray) El diccionario describe la palabra dominante como
alguien que controla, gobierna y quiere imponer su voluntad. Creo en mi
corazón, que Dios usó a Agar, como un medio de despojar a Sarai de su
auto-suficiencia. Las parejas en el matrimonio se confrontan con la tentación
de querer controlar las circunstancias de la vida. En este caso, la Biblia da testimonio que
Sarai era tal persona. Me imagino que era una mujer predominante y
controladora. Cuando la mujer empieza a controlar al marido, el matrimonio
empieza a sufrir desavenencia.
La disputa y la contienda en un matrimonio pueden
ser como la cizaña en una planta que no la deja crecer, sino que la ahoga. Sarai
tenía que ser enseñada a soltarle las riendas a Dios. Dios tenia que cambiarla
y transformala en la mujer que Él quería que ella fuera. El querer controlar y
gobernar nuestra vida nos acarrea problemas. Solo Uno puede estar en control de
nuestras vidas y ese es Dios.
En estos tiempos hay:
1- Mujeres
queriendo controlar a sus maridos
2- Hijos
queriendo controlar a sus padres
3- Alumnos
queriendo controlar a sus maestros
4- Empleados
queriendo controlar a sus jefes
5- Miembros
de congregaciones queriendo controlar a sus pastores
6- Personas
queriendo controlar a otras personas
Y la lista continúa con tantos casos de control. No
nos gusta que nadie nos diga –o- nos enseñe como hacer las cosas. Siempre
queremos hacerlas a nuestra manera. Y Dios quiere quebrar esas ataduras en
nosotros los creyentes. El lo hizo con Sarai y también lo hará con nosotros.
Antes de que Sarai (Dominante) llegara a ser Sara (Princesa), Dios tuvo que
despojarla de su auto-suficiencia.
“Y respondió Abram a Sarai: He aquí, tu sierva
esta en tu mano; haz con ella lo que bien te parezca. Y como Sarai la afligía,
ella huyó de su presencia.” (Génesis 16:6)
Como hombres, en ocasiones se nos hace más fácil
“lavarnos” las manos, como lo hizo Poncio Pilato, que confrontar el
problema. Aquí vemos a Abram dándole la espalda al problema y pretendiendo que
no esta allí. ¿Cuántas veces hemos hecho lo mismo nosotros? ¿Cuántas veces
hemos huido de los problemas porque no queremos confrontarlos? ¿Cuántas veces
hemos pretendido que no esta allí el problema?
Tanto Sarai como Abram en lugar de hablar y tratar
con el problema, pedirle la dirección a Dios, lo hacen a un lado. Abram decide
lavarse las manos y huir de él.
Pienso que como hombres de Dios, debemos de encarar
los problemas y hacerles frente. El peor error que uno puede hacer es huir de
ellos y pretender que no están allí. Esto es huir de la responsabilidad.
1- Recuerde,
no debemos huir de nuestros problemas, sino confrontarlos y pedirle a Dios
dirección en como salir de ellos.
2- Con
el matrimonio vienen los hijos, y con los hijos la responsabilidad. Asumamos nuestra responsabilidad y edifiquemos una familia fuerte y unida.
Cuando Abram, como líder del hogar, no asumió la
responsabilidad y no delego autoridad como cabeza de la familia, Sarai tomó las
riendas y empezó a maltratar a su sierva, hasta que ella huyó de su presencia.
Y todo esto empezó porque el matrimonio se salio de su debido orden,
Dios-hombre-mujer. Abram era la cabeza y él era responsable de buscar el rostro
de Dios para solucionar este problema. No vemos a Abram buscando dirección de
Dios en este pasaje bíblico, lo cual indica que las decisiones que tomaron
fueron en la carne y no inspiradas por Dios.
“Y la halló el ángel de Jehová junto a una
fuente de agua en el desierto, junto a la fuente que está en el camino de
Shur.” (Génesis 16:7)
¿Cuántas veces estamos junto a una fuente de agua en
el desierto y no lo sabemos? Cansados y sedientos y sin poder beber del agua de
vida porque los problemas son tan abrumadores que en ocasiones nos siegan. Aquí
estaba Agar, triste, angustiada y herida porque no sabía que iba a ser de ella
y de la criatura que estaba en su vientre. ¿Se ha sentido usted de esta manera?
Pensando que nadie lo comprende y que nadie lo puede ayudar. Jesús dijo: Venid
a mi todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar (Mt
11:28). En nuestras angustias y aflicciones, siempre podemos correr a los
pies de Cristo. Él es nuestra fuente de Agua Viva.
Es importante notar que el Señor encontró a Agar
caminando hacia Egipto. Dios la había sacado de allá pero ahora al verse ella
confrontada con tanto problema, ella decide volver a Egipto. Egipto significa tierra
de oscuridad. ¿A cuantos de nosotros Dios nos ha sacado de Egipto? Mas, sin
embargo, cuando confrontamos situaciones criticas queremos regresar a Egipto,
la tierra de oscuridad.
Shur
significa pared. En nuestras
mentes vemos muros y paredes muy altas, que se nos hacen muy difíciles de
atravesar. Y caminamos con nuestros problemas de aquí para allá hasta que nos
topamos con una pared, sin poder cruzarla o derribarla. Es en este
momento que Jesucristo viene a nuestro auxilio y nos brinda Su ayuda y nos da
dirección y aliento para seguir adelante.
Muchas de las veces los problemas son tan pequeños
pero en nuestra imaginación los vemos como una pared grande y alta, imposible
de cruzar. Así como el Señor derribo los muros de Jericó, así puede hacer el
Señor contra cualquier muro que nosotros nos edifiquemos. No importa cuales
sean esos muros en nuestras mentes:
· Problemas con los hijos
· Problemas en el matrimonio
· Problemas en el trabajo
· Problemas con enfermedades
· Problemas financieros
Dios tiene el poder a través de Su palabra para
destruir esos muros. Las repuestas a nuestros problemas siempre son y será la
palabra de Dios. Nuestras mentes pueden ser renovadas para derribar las paredes
que nuestros problemas nos hacen ver.
También Shur significa la pared que desde este
tiempo se erigió entre los árabes y los judíos.
“Y le dijo: Agar, sierva de Sarai, ¿de dónde
vienes tú, y a dónde vas? Y ella respondió: Huyo de delante de Sarai mi
señora.” (Génesis 16:8)
Algo importantísimo de notar, es la manera como el
Señor se dirige hacia Agar. Agar, sierva de Sarai... ¿Por qué creo que
es importantísimo? Porque Dios le recuerda a Agar lo que ella era, una sierva.
Bendito sea nuestro Dios que siempre nos lleva al punto de reflexionar y
entender nuestra posición. En Su misericordia, Dios nos guía al punto inicial
del problema. ¡Agar no era la señora, sino la sierva!
Dios le estaba mostrando su verdadera posición y la
causa del problema. Si a Agar no se le hubiera olvidado esto, creo en mi
corazón que nunca hubiera iniciado el problema para empezar. La verdad en
ocasiones nos duele pero nos libera y nos pone de nuevo en comunión con Dios.
La verdad nos hace libres. Libres del pecado y de las ideas equivocadas de la
vida.
La verdad fue como un trago amargo –o- cruda
realidad para Agar, al saber que aun cuando ella había concebido de Abram, ella
seguía siendo la sierva y Sarai la señora.
Agar, siendo sincera y honesta con Dios, le dice que
ella esta huyendo de su señora Sarai. Dios todo lo ve. Él conoce el más intimo
pensamiento que hay en nuestros corazones. De nada nos sirve ocultar algo fuera
del conocimiento de Dios pues Él todo lo ve. Agar fue sincera y le declaro el
problema. Agar significa huida. Ella fue sincera con Dios
y le dijo que estaba huyendo. ¿Te encontraras tú en la misma posición que Agar?
¿Estarás huyendo del algún problema en tu vida? Si es así, cobra animo y confiésaselo
al Señor. Él ya lo sabe y esta esperando que tú tomes la iniciativa y acudas a
Él para ponerle fin a tu problema. Quizá sea tan sencillo que usted sé está
ahogando en un vaso de agua.
“Y le dijo el ángel de Jehová: Vuélvete a tu
señora, y ponte sumisa bajo su mano.” (Génesis 16:9)
Después que Dios termino de escuchar la queja de
Agar, Él le declara la solución al problema. “Vuélvete a tu señora y sométete a su autoridad.” ¿Cuántas
veces tiene que venir Dios a recordarnos nuestra posición correcta dentro del
cuerpo de la iglesia? ¿Cuántas veces nos olvidamos de estar sumisos a los que
nos presiden?
- Se nos olvida estar sumisos a nuestros patrones en el trabajo (1ª Pedro 2:18)
- Se nos olvida estar sumisos a nuestras autoridades, bien sean terrenales –o- eclesiásticas (Romanos 13:1-3)
- Se nos olvida someternos los unos a los otros en amor en nuestros matrimonios y a nuestros hermanos (Efesios 5:21-25)
- Se nos olvida someternos a nuestros padres terrenales (Efesios 6:1-3)
Por más sufrimiento que
estemos atravesando, Dios siempre nos va a conducir al punto del sometimiento.
¿Porque? Porque Él mismo, como Hijo, se sometió a todo lo que el Padre le mandó,
y aunque era Hijo, aprendió obediencia por lo que padeció (Hebreos 5:8).
Esto no es fácil para
nosotros pero aun en los momentos críticos y difíciles, Dios nos pide que nos
sometamos. Esta es Su voluntad y no puede cambiar. Si lo hacemos, tenemos
bendición de parte de Él.
“Le dijo también el ángel de Jehová:
Multiplicare tanto tu descendencia, que no podrá ser contada a causa de la
multitud.” (Génesis 16:10)
Detrás de la obediencia, siempre viene la bendición.
Dios siempre nos manda que hagamos algo, y si lo hacemos, Él nos bendice. Dios
le prometió a Agar multiplicar su descendencia en gran manera. La pregunta es
esta, ¿queremos que nuestros seres queridos sean salvos también? Esta promesa
también es para cada uno de nosotros (Hechos 16:31). No obstante, esto viene
después del sometimiento, primero a Dios y luego a los demás en su debido orden.
Si somos obedientes, Dios nos bendice, y no tan solo esto, sino que también...
“Además le dijo el ángel de Jehová: He aquí
que has concebido, y darás a luz un hijo, y llamaras su nombre Ismael, porque
Jehová ha oído tu aflicción.” (Génesis 16:11)
Dios Oye (Ismael) nuestras peticiones
y nuestro clamor a Él en medio de la aflicción. Creó con todo mi corazón, que
si hay un tiempo cuando Dios esta mas cercas de nosotros es en los momentos que
nos encontramos pasando –o- experimentando diferentes pruebas y tribulaciones.
Hay algo muy hermoso que encontré en el libro de Job.
He aquí, Dios es poderoso pero no desprecia a
nadie, es poderoso en la fuerza del entendimiento. No mantiene vivo al impío,
mas da justicia al afligido. No aparta sus ojos del justo, sino que, con los
reyes sobre el trono, los ha sentado para siempre, y son ensalzados. Y si están
aprisionados con cadenas, y son atrapados en las cuerdas de aflicción, entonces
les muestra su obra y sus transgresiones, porque ellos se han engrandecido. Él abre
sus oídos para la instrucción, y ordena que se vuelvan del mal. Si escuchan y
le sirven, acabaran sus días en prosperidad y sus años en delicias.
(Job 36:5-11 LBLA)
El libra al afligido en medio de su aflicción,
y abre su oído en tiempos de opresión. (Job 36:15 LBLA)
Como dije antes, Dios esta mas cercas de nosotros de
lo que pensamos, durante nuestras aflicciones. Y lo más hermoso, Él abre
nuestro oído en medio de nuestras aflicciones para poder entender Su voluntad.
Por esta razón, Dios le ordena a Agar que nombre al
niño, Ismael, porque Él ha oído su aflicción. Él es el que todo lo ve. Nada de
lo que tú estés pasando –o- sufriendo esta fuera del conocimiento de Dios. Lo
más maravilloso de todo esto es que Dios usa el sufrimiento como una
oportunidad para manifestarse a Su pueblo. En esta ocasión, se manifestó a Agar
como Ismael, el Dios que oye. Recuerde siempre este nombre la próxima vez que
se encuentre en problemas serios –o- pruebas difíciles de soportar.
“Entonces llamó el nombre de Jehová que con
ella hablaba: Tú eres Dios que ve; porque dijo: ¿No he visto también aquí al
que me ve? (Génesis 16:13)
Agar no se queja de su situación sino que ahora
llamó a Dios que con ella hablaba, Tu eres Dios que ve. Al fin se le
había manifestado el Dios de Abraham a Agar. Ella ya no-tenia porque quejarse,
todo lo contrario, ella exclamó, Tú eres Dios que ve. ¡Ese es nuestro Dios al
cual servimos! Todo lo ve, todo lo sabe. Nuestra situación, cualquiera que sea,
El la esta mirando. Bien sea:
- Problemas en el hogar
- Algún familiar enfermo
- Problemas con el Jefe -o- con algún compañero de trabajo
- Problemas económicos
- Problemas conyugales
- Problemas con los hermanos en la iglesia
- Problemas con algún vecino
Él lo sabe todo y esta viendo su situación.
Regocíjese y alégrese porque Dios esta viendo su sufrimiento (1ª Pedro 1:6-9).
Déle gloria a Dios porque no esta a solas sino que Dios esta con usted. Amen.
Y con la obediencia, el sometimiento, y la
bendición, también tenemos la dicha y el privilegio de conocer a Dios. Agar
expresa, ¿No he visto también aquí al que me ve? Digan lo que digan, Agar pudo
ver a Dios en Su Hijo Jesucristo. ¿Quiere usted conocer también a Jesucristo?
Pues entonces anímese por la situación que esta pasando en esto momentos.
“Por lo cual llamó al pozo: Pozo del
Viviente-que-me-ve. He aquí está entre Cades y Bered.” (Génesis 16:14)
Es mi deseo que a través de este humilde mensaje
podamos entender, al igual que Agar, que Dios es el Viviente que me ve. Dios
todo lo ve. El Viviente que me ve. Y me maravilla mucho el asunto del sitio
donde se encuentra el pozo que Agar nombró. Dice la escritura que estaba entre
Cades y Bered. Lo que me vuela las tapas de mi entendimiento es que Cades
significa Santuario y Bered significa Saludo.
¿Qué quiere decir todo esto? Simplemente que Dios
viene a nuestro encuentro en la hermosura de la santidad para platicar
con nosotros y tener comunión con Sus hijos. Él no nos ha
dejado huérfanos (Juan 14:18).
Así que la próxima vez que se encuentre sufriendo
–o- experimentando alguna prueba, glorifique a Dios (1 Ts 1:3-5) y tómelo como
una oportunidad de conocer mas bien a Dios y estar mas cercas de Él. Con el
tiempo y las diversas experiencias usted podrá decir como Agar, Él es el
Viviente que me ve. Gloria a Dios y que el Señor Jesús los Bendiga.
Su hermano Joe Garza